Imaginemos que estamos en una carrera de largo aliento como una maratón de cincuenta kilómetros que exige el máximo esfuerzo de los competidores. Cuando los participantes llegan al kilómetro 30, descubren que ahora la meta no está 20, sino 30 kilómetros más allá en el horizonte. Cuando llegan al kilómetro 40, la meta se vuelve a mover y todavía faltan otros 40 kilómetros. Al llegar sacando la lengua al kilómetro cincuenta, donde se supondría que estaría la tan ansiada línea de llegada, no hay nada, sólo la obligación de correr durante 50, 60 o 70 kilómetros más; como si un bromista se empecinara en correr todo el tiempo ese punto de llegada en una especie de tortura kafkiana. Algo similar es lo que les viene sucediendo a todos aquellos tucumanos que, con el sueño de acceder a la casa propia, apelaron a los créditos UVA y actualmente se ven cada vez más lejos de ese sueño y con cuotas cada vez más elevadas para pagar. Pero ahora se abre una luz de esperanza para todos los tomadores de este tipo de crédito, gracias a que una presentación realizada en la justicia provincial por los abogados Jaime Soler y Nicolás Soria generó una medida cautelar para congelar el avance del capital adeudado. Se trata de una medida que puede sentar precedentes en todo el país.
En enero de este año, una clienta se presentó en la oficina donde atienden Soler y Soria angustiada porque no sabía cómo iba a hacer para pagar el crédito inmobiliario UVA con el que había adquirido su casa. Clara (el nombre es ficticio) había sacado el crédito en abril de 2018 por tres millones de pesos y a pagar en 240 cuotas. En mayo de 2021, la deuda ascendía a más de nueve millones de pesos y eso que ya había pagado 37 cuotas; esas mismas cuotas que al tomar el préstamo eran de $20.997, en a mayo de este año tenían un costo de $81.837. Ese anhelo de la casa propia se le hizo cuesta arriba y cada vez más difícil de pagar. “Esta persona estaba pagando cuatro veces más de cuota que cuando pidió el crédito, el contrato se estaba desnaturalizando y esto va en contra de lo que establece la ley de defensa del consumidor. Existe un desequilibrio contractual que, con la inflación del país, favorece a los bancos. Por eso consideramos que el banco se aprovechó para hacer aumentos desmedidos. No existe ningún negocio financiero en el mundo que otorgue una rentabilidad del 300% en tan solo dos años como están obteniendo los bancos con esto”, comenta Jaime Soler.
“Lo peor del caso es que, a pesar de la elevada suba de las cuotas, los aumentos no impactaban sólo en la tasa de interés, sino que se trasladaban también al capital adeudado. Es decir que, a pesar de que las cuotas eran cada vez más altas, cada vez debía más porque se había incrementado también el capital”, remarca Soler quien revela que estuvieron junto a Soria tres meses estudiando el caso y que para eso necesitaron del asesoramiento de un experto en economía: “Son contratos que son imposibles de entender, imagínate que a nosotros nos llevó un montón de tiempo de estudio. Se trata de contratos que son de alta complejidad y que la gente no entiende, sólo los entienden los bancos. Esa es la situación que viven hoy los consumidores que accedieron a estos créditos”.
Tras el estudio minucioso del contrato que firmó Clara al solicitar el préstamo, descubrieron cuál era la causa del incremento desmedido en el crédito: “Luego del análisis financiero, detectamos que el problema del contrato es la combinación de dos sistemas que, aplicados de manera conjunta, son una verdadera bomba de tiempo para el consumidor”. Según explican los abogados, por un lado, se aplica el denominado sistema francés para el cálculo de los intereses. Este sistema establece una cantidad de cuotas fijas pautadas con anterioridad de modo decreciente, es decir, a medida que van transcurriendo las cuotas, se paga mayor porcentaje de capital abonado mientras que disminuye el porcentaje de interés hasta lograr cancelar la totalidad del capital. Por otro lado y de manera simultánea, el monto del capital del crédito se actualiza a través del índice UVA (Unidad de Valor Adquisitivo); este índice es el resultado de la compleja combinación de distintos indicadores económicos del país como el nivel de inflación, del salario, la cotización del dólar, entre otros. “Lo que está mal acá es conjugar un sistema con otro. El problema de este préstamo es que calcula la cuota con el sistema francés, pero actualiza el capital con el UVA, con lo cual el capital no para de crecer y se está cobrando un interés sobre un capital actualizado de forma desmedida”, enfatiza Nicolás Soria.
“Es un claro caso de usura… Es más, ni siquiera es usura porque, en esos casos, cuando uno cumple con las cuotas en algún momento se cancela la deuda. En este caso, los aumentos de la cuota no impactan en la deuda que se hace cada vez más grande para los consumidores”, resalta Jaime Soler quien explica que el nombre técnico de esto que sucede con los créditos UVA es “anatocismo” que se produce cuando se cobran intereses sobre un capital que se ajusta: “Es una palabra técnica que se usa para decir que estamos ante un caso de usura, cosa que está prohibida y los bancos no pueden aplicar. Esto está penado por el Código Civil y Comercial en el artículo 770”.
Otra de las razones que atentan contra la legitimidad de los créditos UVA es la falta de información, o bien la información confusa que brindan las entidades financieras a sus clientes a la hora de tomar el préstamo y de explicar los sucesivos aumentos que se le aplican. Según detalla Nicolás Soria, esto implica una transgresión de los derechos del consumidor: “En la demanda que realizamos nosotros hacemos hincapié en que, en estos casos, existe una vulneración a los derechos del consumidor y a la buena fe que debe regir en los contratos. El problema es que no se les informa a los consumidores cómo es que va a crecer el capital y en concepto de qué se aplican los intereses. Se trata de contratos que son muy difíciles de comprender para quienes no poseen formación financiera y, al momento de cobrar, los bancos no desglosan los distintos rubros sobre los cuales se calcula el interés, simplemente, les dicen a los clientes: ‘usted debe tantos UVA’ y hasta los impuestos se expresan en UVA. Los bancos deben informar adecuadamente y dar una solución como para poder ayudar a las partes a que puedan terminar de cumplir con el contrato. El efecto dañino que genera este aumento desmedido es muy grave porque hasta podés llegar a perder la vivienda. Los derechos al consumidor contemplan el trato digno del cliente y en estos casos eso se ve afectado, imaginate la angustia de no saber cuánto debés, cuánto tenés que pagar y si vas a tener la plata para pagarlo”.
Los abogados asumieron la defensa de Clara y presentaron una demanda en el Juzgado en lo Civil y Comercial Común de la Sexta Nominación de la provincia. El pasado cuatro de octubre, el juez dictaminó una medida cautelar que, si bien todavía restan instancias judiciales, implica una luz de esperanza y un precedente para los deudores que se encuentran en una situación similar a la de su clienta. “Mediante esta medida cautelar se congela el capital adeudado hasta el día de la fecha y se suspende la aplicación de la actualización del capital mediante el sistema UVA. Es decir que se continúa aplicando el sistema francés para el cálculo del interés, pero se suspende la aplicación del UVA para que no continúe aumentando el capital de la deuda. La aplicación del UVA queda congelada hasta tanto termine el juicio, cabe aclarar acá que la ley de defensa del consumidor le da las facultades al juez para anular total o parcialmente los contratos cuyas clausulas queden desvirtuadas por distintas situaciones, como es lo que ha sucedido en estos casos. Esta medida cautelar es para mitigar el daño que ha causado este préstamo en la gente. Nosotros iremos hasta el fondo de la cuestión hasta lograr la renegociación de la deuda. Creemos que hay que reformular estos contratos, ya que el artículo 1100 del Código Civil y Comercial faculta al juez a anular aquellos contratos donde las actualizaciones sean fijadas de acuerdo a circunstancias inciertas y futuras”, explica Jaime Soler.
“Vemos a diario la angustia y la frustración de la gente que nos consulta en el estudio porque ven cómo la cuota aumenta día a día y cada vez se alejan más del objetivo que es cancelar el crédito y tener su casa”, comenta Nicolás Soria. Por su parte, Soler aclara que el aumento del precio de los inmuebles en el mercado actual no debería afectar los montos de los prestamos asumidos: “No es que, porque aumenta la propiedad, tiene que aumentar el crédito, porque el crédito es a los fines de adquisición. En ninguna cláusula dice que, con la suba del inmueble, se actualizará el capital otorgado en crédito”.Angustia, incertidumbre y desesperación son sensaciones comunes entre los tucumanos que accedieron a estos créditos que se han vuelto una carga económica muy pesada. Mientras la carrera financiera por saldar la deuda se hace cada vez más larga, el sueño de la casa propia se aleja y parece amenazado por los acreedores. Con este fallo reciente, el panorama ha cambiado y muchos vislumbran una luz de esperanza en ese horizonte lejano. Por eso, los abogados invitan a que los deudores inicien acciones legales y así poder terminar de una vez con ese sueño que se tornó pesadilla.
Fuente: el tucumano.