Atlético Tucumán acarició un triunfo resonante que se le fue de las manos

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En una noche en la que parecía adversa porque jugaba mal, perdía 1-0 con los habituales suplentes y estaba con un hombre menos, River encontró el empate con un gol en contra de Joaquín Pereyra, quien hasta ese momento era el jugador estelar del partido. Así, los dirigidos por Martín Demichelis lograron el 1-1 y se llevan un punto valioso de Tucumán.

El de anoche terminará siendo un partido de aprendizaje para Demichelis. Porque cometió un error el entrenador: innovar tácticamente con suplentes. Hizo el DT lo opuesto a lo que lógica indica y River padeció en la primera parte contra Atlético Tucumán. La idea táctica fue un 3-4-1-2 para atacar, con Pablo Solari y Elías Gómez como laterales volantes y con José Paradela de enganche. El centro del campo lo ocuparon Santiago Simón y Agustín Palavecino, mientras que el líbero en la defensa fue Jonatan Maidana. Y a cada uno de los futbolistas visitantes les costó hacer pie porque jugaron en posiciones que les resultaron incómodasDemichelis tras el empate con Atlético: «Hay que buscar mucho más”

Antes del gol de Mateo Coronel el partido ya marcaba una tendencia a favor del local. Se jugaba cerca del arco de Franco Armani -hacía ocho partidos que no recibía un gol- y al ritmo que proponía Joaquín Pereyra, otra vez la figura.

La conquista de Coronel rompió el juego. El público se encendió y River enloqueció, tanto que apenas seis minutos después José Paradela vio la doble amarilla prácticamente en la misma jugada. Primero por reclamar -equivocado- un lateral y luego por un manotazo en la cara a Pereyra.

Con 10 hombres y un volante menos Martín Demichelis optó por no realizar variantes y Atlético aprovechó la superioridad en la mitad de la cancha generando muchos ataques y aislando a Miguel Borja y a Salomón Rondón. Ambos pasaron la noche inadvertidos, por lo que hasta ese momento River se mostraba inofensivo.

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Hasta ahí parecía todo a pedir del local: tenía el marcador a favor, un hombre más y el empuje de la hinchada. Así se fueron al entretiempo y allí los técnicos acomodaron el partido según el contexto. Pero si Lucas Pusineri le había ganado en el tablero al DT visitante, en el complemento lo perdió. El ingreso de Milton Casco fue clave, posibilitó que River recuperara la pelota en la mitad y Atlético se resignó a jugar de contra.

Lo concreto es que el partido ya parecía un deja vu del 1-1 ante Rosario Central. El equipo de Pusineri se replegó peligrosamente y aunque los defensores tuvieron una buena noche, daba la sensación de que en cualquier momento la visita podía lastimar. Y así fue.

Luego de desperdiciar varios contragolpes en los pies de Pereyra, Ignacio Maestro Puch y Braian Guille, un córner bien ejecutado por Esequiel Barco terminó con la pelota dentro del arco de Tomás Marchiori. Quiso despejar Pereyra y el balón sobró a Marchiori para meterse después junto a un palo. Ya iban 41 minutos, no había tiempo para la reacción, aunque el “decano” lo intentó.

Una corrida del “10”, otra de Maestro Puch y no mucho más; el tiempo era aliado de River, que no se conformó con el empate. Atlético sentía que una buena posibilidad de sumar de a tres se le escurría entre los dedos.

Dio la sensación de que el 1-1 fue inmerecido para Atlético, pero a los partidos se los gana con goles y cuando el “decano” tenía la posibilidad de golpear no lo hizo. En el recuerdo quedará esa jugada del primer tiempo en la que el asistente cobró off-side, pero Fernando Rapallini dejó seguir y el pelotazo de Marchiori dejó a Estigarribia solo y con el arco desguarnecido. Pero el delantero definió apurado y mal. Podría haber cambiado la historia.

Fue otra victoria transformada en empate, más por falencias propias que por virtudes rivales. Aunque se está viendo a un Atlético mejorado, dispuesto a mirar la tabla de arriba, ya no la de abajo.

Fuente: Los Primeros.